La noción de modernidad suele ser empleada de diversas maneras, una de ellas es la contraposición a una fase de vida “premoderna” aludiendo así a una idea de mejoramiento de las condiciones humanas. De la misma manera, se relaciona de forma importante con el surgimiento de un “proyecto” de vida civilizatorio que se fundamenta con un sistema económico, de manera que, el surgimiento de la idea de modernidad esta estrechamente vinculado con el surgimiento del capitalismo.
Siglo XVI: la primera fase
En esta época los adelantos en el desarrollo tecnológico provienen de los árabes y Asia principalmente, pero todavía es demasiado incipiente para el aprovechamiento que requiere el sistema capitalista, que va proporcionando bases para ese desarrollo tecnológico.
Sin embargo, es en este momento donde el pensamiento (la filosofía) y la ciencia desligados de las doctrinas cristianas buscan explicaciones que proporcionaba la religión hasta entonces. Los importantes avances tecnológicos de estos momentos son los que tienen que ver con la posición geográfica (como la brújula), los instrumentos de guerra (la pólvora) y la creciente difusión de nuevos pensamientos y explicaciones no dependientes de la comunicación oral que dominaron los representantes eclesiásticos (la imprenta).De esta manera comienza un proceso civilizatorio que pretende dejar atrás la cerrazón y comenzar con un “renacimiento del hombre”.
La segunda fase –según Berman– “comienza con la gran ola revolucionaria de la década de 1790”, fase que Dussel considera como una visión eurocéntrica, donde “la Modernidad es una emancipación, una ‘salida’ de la inmadurez por un esfuerzo de la razón como proceso crítico, que abre a la humanidad a un nuevo desarrollo del ser humano. Este proceso se cumpliría en Europa, esencialmente en el siglo XVIII.”, por ello y retomando a Habermas “los acontecimientos históricos claves para la implantación del principio de la subjetividad (moderna) son la Reforma, la Ilustración y la Revolución francesa. De la misma manera “lo que Habermas llama el proyecto de la modernidad –menciona Harvey– ocupó un lugar central en el siglo XVIII. Ese proyecto supuso un extraordinario esfuerzo intelectual por parte de los pensadores de la Ilustración.
Por último, “en el siglo XX, nuestra fase tercera y final, el proceso de modernización se expande para abarcar prácticamente todo el mundo y la cultura del modernismo en el mundo en desarrollo consigue triunfos espectaculares en el arte y el pensamiento.”
A partir del desarrollo del siglo XVI, principalmente, en que va tomando forma el proyecto de vida moderna y el capitalismo como sistema económico de las relaciones sociales, se fueron creando con mayor intensidad en el siglo XVIII, ideas liberales donde el desarrollo tecnológico sería un instrumento que ayudaría a alcanzar el anhelado progreso social, a través de la razón, y de un desarrollo metódico de las ciencias. Es de esta manera como se caracterizan los últimos cinco siglos de desarrollo tecnológico, sin embargo, las grandes confrontaciones bélicas internacionales del siglo XX, las guerras mundiales, las bombas atómicas, los campos de concentración, el desarrollo de la industria militar, etc., aunado a los mitos de la modernidad que descubre el carácter contradictorio de este proyecto de vida, va originando reflexiones acerca de las crisis de este proyecto, generando así pensamientos que sugieren un proyecto diferente, fuera de la modernidad, la llamada posmodernidad, la cual más que expresar una condición posterior a la modernidad, sugiere su desacuerdo de los preceptos modernos.
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